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sábado, 5 de abril de 2014

La Carta - Roble 2006

Hoy tenemos un vino de la Tierra de Castilla, embotellado por bodegas Gallego-Laporte, S.L. en Corral de Almaguer, provincia de Toledo.

Se nos presenta de una manera atractiva, en una botella bordelesa de color caramelo oscuro, con una etiqueta alargada cubriendo prácticamente toda la longitud del cuerpo de la botella. Las letras son de tipo celta de color rojo y dorado viejo sobre un fondo en degradación del gris al blanco. Me ha gustado.

En la etiqueta trasera se nos presenta el vino en español, inglés y alemán, lo que habla de la intención de internacionalizarlo por parte del productor.

Según reza la etiqueta, el vino "ha sido elaborado con una cuidada selección de uvas de las variedades Tempranillo y Syrah procedentes de cepas antiguas. Fermentado en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada, ha permanecido 6 meses en barricas de roble americano y francés."

El aspecto visual de este vino, de 13,5% de alcohol, es limpio, brillante, de coloración cereza oscuro, de capa alta y con ribete violeta.

Sin defectos en su olor, de intensidad aromática media a copa parada, rompe en un intenso olor a maderas con ciertas trazas de tabaco inmediatamente después de agitar la copa. Un olor muy agradable, mayor de lo que la crianza en barrica de solo 6 meses parecería indicar. No pude apreciar los "intensos aromas afrutados" que indica la pequeña nota de cata de su etiqueta secundaria. No he podido tampoco encontrar notas de cata u opiniones sobre este vino en internet que nos sirvan de comparación. El olor a maderas es muy agradable, como si fuera la mezcla de maderas frescas y jóvenes con maderas más añejas, en un taller de carpintería. Por lo que he podido leer, quizá el toque a tabaco pueda deberse a la aportación del contenido de uva Syrah en su ensamblaje. Me pareció apreciar también algo de aromas secundarios, ligeramente a obrador, ni dulce ni salado, simplemente como si fuera un pequeño toque de levaduras del pan.

En la boca es un vino rotundo, serio, de buena permanencia, con un toque de acidez y amargor que dejan un regusto bastante agradable. El vino tiene cuerpo al tacto, siendo sus taninos refinados, nada áspero en la lengua. Es muy probable que el largo tiempo en botella lo hayan mejorado y afinado.

En retronasal la impresión olfativa inicial cambia, y es ahí donde se podrían intuir los aromas frutales propios de un vino con un paso no muy prolongado por barrica. Ninguna dominancia especial en la fruta, aunque podría asegurar un dominio de las moras y frambuesas silvestres.

Lo tomamos con un lomo de cerdo horneado a la sal con puré de patatas. Muy agradable maridaje.

En resumen, estrenamos los vinos de Castilla La Mancha con uno que perfectamente puede tener una presencia habitual en nuestra mesa.

Lo puntúo con un 7/10.

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