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domingo, 23 de noviembre de 2014

Hiruzta - Txakolina 2012

Hoy inauguramos nueva Denominación de Origen con el Txakolí Hiruzta de 2.012, la D.O. Getariako Txakolina, o Chacolí de Guetaria.

Comencemos por definir el Chacolí: es un vino blanco joven, afrutado, con aguja carbónica.

El Txakoli se elabora con dos variedades autóctonas: la Hondarribi Zuri y la Hondarribi Beltza.

El Consejo Regulador de la D.O. se aprobó en Octubre de 1.989. La zona de producción estaba constituida inicialmente por los municipios de Aia, Guetaria y Zarautz en la provincia de Guipúzcoa, en el País Vasco, aunque actualmente se producen vinos bajo esta D.O. en toda la provincia. Están actualmente inscritas 28 bodegas.


Fuente: www.mundodevinos.com

Aparte de las variedades recomendadas o preferentes ya mencionadas, las autorizadas son: Hondarribi Zuri Zerratia (Petit Courbu), Izkiriota (Gross Manseng), Riesling y Chardonnay.

Se limita el rendimiento de la producción a 13.000 kg de uva por ha, y los procesos de elaboración deben limitar el rendimiento a 72 kg de vino por cada 100 kg de uva vendimiada. El contenido de vino de las variedades preferentes no será menor al 85% del volumen.

Los tipos de vinos amparados por la D.O. son los blancos, rosados, tintos y blancos fermentados en barrica y se establecen una serie de valores para sus características físico-químicas: graduación alcohólica mínima, anhídrido sulfuroso máximo y acidez volátil real máxima. Adicionalmente se establecen condiciones para vinos de vendimia tardía y vinos espumosos.

La Bodega Hiruzta, ubicada en Hondarribia, en la frontera con Francia a unos 23 km de San Sebastián, está regentada por la familia Errekalde y cuenta como enólogis con Ana Martín y Pepe Hidalgo, cuenta con 10 ha de viñedos en las faldas del monte Jaizkibel. Inaugurada en 2.007, actualmente produce unas 100.000 botellas que esperan ir aumentando en los próximos años.


Fuente: www.hiruzta.com

Actualmente comercializan 3 marcas: Hiruzta (93% Hondarribi Zuri y 7% Gross Manseng) , Hiruzta Berezia (Txakoli blanco con crianza en depósito sobre lías 95% Hondarribi Zuri y 5% Gross Manseng) e Hiruzta Gorria (Txacoli rosado 50% Hondarribi Zuri y 7% Gross Manseng).

El primero de ellos es el que hoy nos ocupa, su elaboración se basa en un desgranado y estrujado seguidos de un escurrido y prensado suave, seguido de un desfangado estático del mosto yema en frío entre 8 y 10 ºC, fermentación a temperatura controlada de 16-17 ºC y conservación en depósitos a bajas temperaturas para mantener en disolución el gas carbónico natural de origen endógeno, seguidos de una clarificación y estabilización suaves antes del embotellado.

El vino obtuvo una valoración de 89 según la Guía Peñín.

Se nos presenta en una botella tipo Rhin de color verde oscuro, con una etiqueta rectangular no demasiado grande con el nombre de la bodega, el tipo de vino y la añada en primer término seguido de la Denominación de Origen en la parte de abajo, en letras negras y pardas sobre fondo blanco. Sencilla y efectiva.






















La etiqueta trasera contiene prácticamente los mismos datos que la principal, mostrando adicionalmente los datos de la bodega y el contenido en alcohol del 12% y el volumen de la botella de 75 cl.

Visualmente, el vino es transparente y límpido con un atractivo color amarillo claro con reflejos alimonados, con un ribete que va en decoloración sobre los mismos tonos. Deja lágrimas abundantes de caída rápida en el borde de la copa al agitarla.

Aromáticamente, es un vino medio a copa parada, que inmediatamente nos ofrece intensos aromas de frutas blanca como la manzana y la pera al mover la copa. Pude notar pequeñas notas de cítricos amargos (el pomelo que mencionan en la nota de cata de la página de la bodega es muy buena descripción) y un pequeño toque final de flores. No pude detectar el toque de piña que menciona la bodega. Olfativamente es bastante complejo y agradable.

En boca, tiene la aguja carbónica claramente notable que su proceso trata de conservar, y un paso ligero. Le noté una acidez bastante notable, que junto con la aguja lo hacen bastante fresco. Finaliza con un apreciable amargor potenciando en retronasal los aromas cítricos que inicialmente nos indicaba la nariz. Es bastante seco, y la impresión general que me quedó es que quizá le faltaba algún toque más frutal para hacer su sabor más atractivo, me quedó quizá un poco "vacío" en ese aspecto. Definitivamente es un vino que hay que tomar frío.

Lo acompañamos con unos fideos de arroz mezclados con trozos pequeños de carne picada, soja y col, con un resultado que calificaría de correcto. En opinión de mi mujer y mía, será efectivo con pescados sabrosos, ya que no interferirá con el sabor de los mismos. Las anchoas con las que se aconseja su consumo pueden ser buenas compañeras de mesa.

Me parece que un precio más reducido que los 6,5 € que cuesta podría hacerlo más atractivo para algunas ocasiones en que se quieran explorar otros tipos de vino distintos a los blancos más tradicionales.

Le doy una nota de 6/10.

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