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viernes, 1 de mayo de 2015

Viñátigo Baboso Negro - 2012

Hoy tenemos otro de los vinos de la bodega tinerfeña de Vinátigo: el varietal de la uva autóctona Baboso Negro, de la añada de 2.012. Este vino está registrado en la D.O.P. Islas Canarias.

Hace un tiempo comentaba otro vino tinto de esta bodega, el varietal de Vijariego Negro, de la misma añada. Sobre la D.O.P. y la bodega ya hablamos en el reportaje de la visita a Bodega Viñátigo que hice hace unos meses.

La variedad Baboso Negro, autóctona de las Islas Canarias, especialmente en la isla de El Hierro donde es más abundante, nunca sufrió la filoxera, al igual que el reto de las cepas canarias. Las bayas son muy oscuras y concentradas en compuestos fenólicos, lo que produce caldos oscuros, de alto contenido alcohólico y con un potencial de guarda importante. Sus vinos se caracterizan aromáticamente por sus componentes minerales y especiadas, lo cual se representa perfectamente en este vino.

El producto se nos presenta de manera muy similar al resto de productos varietales de la bodega, en una botella bordelesa tradicional color verde oscuro de 75 cl con una etiqueta en degradé en esta ocasión de azul celeste hasta blanco, con el típico dibujo del Teide rodeado de nubes de las que cuelgan racimos de uvas y la escalera que sube hasta ellas y el famoso volcán, con el nombre de la bodega,la variedad, añada y la D.O. y la numeración de la botella en la etiqueta de la D.O. Aprovecharía para decir que la etiqueta, siendo bastante original, quizá no demuestre del todo la calidad de los vinos que representa.

La contraetiqueta me agrada más, blanca con letras negras, con una nota de la D.O. describiendo el tipo de vinos que ampara, así como una pequeña nota de cata del vino, bastante acertada en mi opinión, como veremos más adelante.


Con un contenido de alcohol de 14,5% en volumen, visualmente el vino es de capa bastante alta, límpido y brillante, color picota profundo con ribete tendiendo a color teja, acorde con su estancia de 12 meses en barricas de roble francés,después de una maceración prefermentativa a 0 ºC y fermentación a 25 ºC. Lágrima bastante profusa y de caída rápida.

Olfativamente, tienen una intensidad media-alta, despliega inmediatamente después de agitar la copa un aroma deliciosamente complejo con predominio de frutos negros compotados, especias dulces como la canela y cierto fondo floral con la componente mineral clásica de los vinos de la zona, para acabar con vestigios de finas maderas perfectamente integrados al resto.

En boca se comporta a la altura de la nariz,con una activación homogénea en lengua y paladar, taninos suaves y dulces, tacto corpulento pero sedoso y aceptablemente largo y con una permanencia aceptable.

En retronasal la fruta negra y las especias se consolidan y la madera se hace notar en un final ligeramente balsámico.

Lo tomamos con unos judiones de La Granja y queso provolone, cerrando con chocolate negro de postre que combinó perfectamente, como propone la nota de cata de la bodega. Me parece un vino excelente para tapear, pero también para maridar con alimentos más contundentes.

En suma, es un vino sorprendente con mucha personalidad propia, bien logrado si atendemos a la dificultad de cosechar uvas de esta variedad en su punto justo de maduración para evitar sobremaduraciones que subirían demasiado su contenido alcohólico o submaduraciones con un amargor inaceptable. Gran trabajo por parte de Viñátigo tomando en cuenta estas limitaciones.

Tiene un precio de unos 15,5 €. Hay que atender a su baja producción de 4.000 botellas y las particularidades de la viticultura de su variedad de uva. Creo que vale la pena probarlo, especialmente con gente que aprecie vinos diferentes.

Creo que merece una muy buena nota. Le doy un 8/10.

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