Esta bodega participó en el pasado Salón de Vinos Radicales, donde tuve la oportunidad de probar este vino, por lo que decidí comprarlo posteriormente para poder dedicarle una entrada.
El cultivo de la vid y la elaboración de vinos tienen una gran tradición en Mallorca. Se encuentran referencias documentadas desde el S. I d C. El Procurador Cayo Plinio ya en el 73 d.C. destacaba los vinos de la zona entre los mejores de Hispania, y los comparaba con los mejores de Italia. Los 300 años de dominio árabe de la isla a partir del 903 d.C. no significaron un parón de la actividad vinícola de la isla, que incluso se desarrolló con los complejos sistemas de regadío diseñados por los conquistadores, a pesar de las prohibiciones al consumo de alcohol que establece su religión. Después de la reconquista de la isla por parte de Jaime I, se conceden licencias para el cultivo de la vid en varias zonas de la isla. Entre los S. XIV y XVIII la producción vitivinícola se convirtió en una de las principales actividades de los mallorquines, dando lugar a un intenso comercio marítimo de este rubro. Como en otras zonas de España, la crisis francesa de la filoxera estimuló aun más la producción y comercio del vino en la isla, dando lugar a una intensa exportación que llegó a ser de casi 560.000 hl/año.
Fuente: www.vinsdemallorca.com
Los Vinos de la Tierra de Mallorca, hoy en día, y en especial a partir de los años '90, proceden de bodegas que "cultivan, miman y experimentan con antiguas variedades recuperadas, o con cepas típicas de otras regiones que gracias a las condiciones climáticas únicas de Mallorca se han adaptado perfectamente a la isla."
El Pliego de Condiciones de la Dirección General de Agricultura que controla estos vinos data de 2.007 y establece condiciones como:
- Tipos de uva blanca admitidos: Prensal ,Chardonnay, Macabeo, Malvasía Aromática, Moscatel de Alejandría, Moscatel de Grano Menudo, Parellada, Riesling, Sauvignon Blanc, Giró Ros y Viognier.
- Tipo de uva tinta admitidos: Merlot, Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Callet, Mantonegro, Fogoneu, Monastrell, Syrah, Pinot Noir y Gorgollasa.
Se establecen las características analíticas para ceda tipo de vinos permitidos: grado alcohólico, acidez, contenido en sulfuroso y azúcares reductores. En cuanto a las características organolépticas, se fijan: colores y matices, apariencia, aromas, taninos, etc. También se establecen las prácticas enológicas permitidas: densidad máxima de 5.500 cepas/ha y máximo rendimiento de 11.000 y 10.000 kg de uva/ha, y de 81,4 y 74 l de vino por cada 100 kg de recogida (variedades blancas y tintas respectivamente)
Las menciones facultativas tradicionales que pueden utilizar los vinos son:
- Añejo: máximo de 24 meses de envejecimiento máximo en vasija de roble de máximo 600 l o en botella.
- Noble: máximo de 18 meses de envejecimiento máximo en vasija de roble de máximo 600 l o en botella.
- Viejo: máximo de 36 meses sometido a factores como luz, diferencia térmica, etc.
Bodegas Anima Negra es una de las más de 20 acogidas por esta I.G.P. Fue fundada en 1.994 por Francesc Grimal, Pere Obrador y Miguel Angel Cerdá, y produce sus vinos al sudoeste de la isla, en los viñedos de la antigua posesión de Son Burguera, cerca del pueblo de Felanitx, a unos 50 km al este de Palma. Destaca su interés por las variedades autóctonas de la isla: Callet, Mantoneo, Fogoneu y Prensal Blanc.
Fuente: www.bodeboca.com
Aparte del vino que hoy nos ocupa, producen otras tres variedades: ÀN (tinto con 95% Callet - 5% Mantonegro y Fogoneu), Quíbia (blanco con un 60% Callet, 30% Prensal y 10% Muscat-Giró) y Son Negre (tinto con 95% Callet - 5% Mantonegro-Fogoneu con un rendimiento muy bajo de medio kg de uva/planta).
El vino que hoy nos ocupa, el ÀN/2 está elaborado con un 65% de Callet y 20% de Mantonegro-Fogoneu, variedades autóctonas de la isla, completadas aocn un 15% de Syrah. La vendimia de las uvas se realizó en cajas de un máximo de 10 kg con selección óptica y manual. Fue fermentado en depósitos de 7.000 y 10.000 l de acero inoxidable y de cemento, respectivamente, a una temperatura máxima de 27 ºC, seguida de una maceración de entre 15 y 20 días. La fermentación maloláctica se realizó en depósitos de cemento, para continuar posteriormente con una crianza de 13 meses en barricas de roble francés y americano.
Creo conveniente hablar en este punto, como es tradición en el blog, un poco sobre las variedades inéditas en los vinos analizados. En esta caso haré una breve descripción de las variedades Callet y Mantonegro-Fogoneu.
La variedad Callet es autóctona no solo de la isla de Mallorca, sino de la zona en que se encuentra Anima Negra, en Felanitx. Los vinos que se extraen de esa variedad tienen poco color, escaso cuerpo, son ligeramente aromáticos y apenas alcanzan los 11 grados en contenido de alcohol. Por ello, se usa básicamente combinada con otras variedades, aunque la mejora de las cepas a lo largo de los años están mejorando también la calidad de los vinos que de ellas se obtienen. Sus aromas tienden a los frutos rojos y ciruelas en compota, y su contenido tánico es moderado.
Por su parte, la variedad Mantonegro, también autóctona más cultivada de la isla, se combina perfectamente con la anterior, ya que posee el contenido alcohólico y materia colorante que le falta a la otra. Los aromas de sus caldos recrean la fruta madura, el caramelo y flores salvajes.
Por último, la varidad Fogoneu, también autóctona de la zona de Felanitx, donde se produce en viñedos combinados con la Callet, es una variedad no autofértil, es decir, que necesita la polinización de otras variedades para reproducirse. Es similar a la variedad Gamay, por lo que se parece también a la Pinot Noir, produciendo caldos afrutados y con poca carga colorante y baja tanicidad.
Bajo estas premisas, nos encontramos con este vino que viene presentado en una botella bordelesa tradicional de color caramelo oscuro, con etiquetado sencillo y llamativo en el que domina el color rojo. La etiqueta principal es rectangular, pequeña, y contiene simplemente el curioso nombre del vino en letras negras que la ocupan casi en su totalidad.
La etiqueta secundaria, más grande y también roja, excepto por una pequeña franja blanca inferior que contiene la advertencia del contenido en sulfitos y el código de barras del producto, contiene en la esquina superior izquierda el nombre del vino, esta vez en caracteres blancos y con un tipo de letra diferente al de la etiqueta principal. El nombre va acompañado a su derecha de la añada en caracteres negros y debajo se encuentra el nombre de la localidad donde se produce. En el centro a la derecha se hace mención a la Indicación Geográfica a la que pertenece el vino y más abajo los contenidos en alcohol (13,5%) y volumen de la botella. Debajo de esto último se encuentran los datos de contacto y por último, en mallorquín, la mención a la bodega que elabora el vino.
Sobre esta etiqueta me gustaría comentar que la encuentro poco en consonancia, salvo por el color, con la principal, ya que el uso de diferentes tipos de caracteres y colores contrastan con la rotundidad de la marca en la etiqueta frontal. Otra diferencia importante es la del peso visual de las dos etiquetas, mucho más equilibrado en la frontal, y a la vez bastante descompensado en la trasera. A mi entender un etiquetado que, sin dejar de ser llamativo, sin embargo no me invita especialmente a decantarme por este vino en la competencia de una estantería en una vinoteca o en el lineal de un supermercado.
Pasemos pues al análisis del contenido de la botella.
Visualmente, el ÁN/2 es un vino color rubí, brillante y límpido, de capa media que tiende a un color fresa claro en el ribete. Al agitar la copa se producen multitud de lágrimas con caída rápida al pararla.
En nariz, me parece un vino con cierta complejidad. A la dominante de frutos rojos maduros (me pareció que la fresa era la más presente) acompaña enseguida un tono balsámico, menta o eucalipto muy suaves, y un conjunto de notas especiadas dulces entre las que detecto algo de cacao. Olfativamente me perece que posee una personalidad propia.
En boca, produce una activación homogénea en lengua y paladar, con taninos maduros y sedosos. No tiene demasiado cuerpo, es un vino más bien ligero. Me parece bastante redondo, combinado con una bien integrada acidez que le da frescor, y una longitud notable que proviene de un amargor final que me agradó bastante.
En retronasal los tonos balsámicos cobran de nuevo protagonismo, y las mismas especias de antes vuelven a estar presentes al final de la sensación.
Me parece muy bueno para tapear, un vino que en temporadas más calurosas entra muy bien. Perfecto bajo mi punto de vista para pedir en un restaurante de la isla mientras te encuentras de vacaciones.
El precio de alrededor de 13 € me parece ajustado al producto, dado el bajo rendimiento de los viñedos de los que proceden sus uvas, así como el método de elaboración bastante manual.
Le doy un 7/10, y recomiendo darle una oportunidad a este "vino radical".
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