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jueves, 2 de octubre de 2014

Terras Gauda - 2013

Seguimos de inauguraciones en el blog. Hoy tenemos el blanco Terras Gauda de la añada 2013, primer vino de la D.O. Rías Baixas, ensamblado a partir de variedades autóctona de estas hermosas tierras gallegas.


Fuente: Galicia 24 horas

Elaborado por Bodegas Terras Gauda, parte del Grupo del mismo nombre formado 1989, y que aparte de las mencionadas es poseedor también de Viñedos y Bodegas Pittacum (Bierzo), Quinta Sardonia (Sardón de Duero), y de la conservera vegetal A Rosaleira.

Bodegas Terras Gauda se fundó en el Valle de O Rosal, en el municipio de Tuy, cerca de la desembocadura del Río Miño, a unos 50 km al sur de Vigo, en la Provincia de Pontevedra, Galicia.

Esta bodega posee alrededor de 160 ha de viñedo (65% de Albariño, 24% de Caíño Blanco, 10% de Loureiro y 1% de Treixadura), que se asientan a una altitud de entre 50 y 150 m sobre el nivel del mar en suelos de pizarra de esquisto metamórfico. Ello, unido al excepcional microclima de la zona, con una media de 15º C y con escasa heladas unidas a abundantes precipitaciones, proporciona condiciones únicas para el crecimiento de sus variedades. Hoy en día comercializa alrededor de 1,5 millones de botellas en más de 50 mercados nacionales e internacionales.

La bodega comercializa las marcas Terras Gauda ("normal" y etiqueta negra), Abadía de San Campio, La Mar y los licores Porta do Miño, bajo la dirección técnica del enólogo Emilio Rodríguez.

La D.O. Rías Baixas, por su parte, existe desde 1980, está conformada hoy en día por más de 5000 viticultores, 161 bodegas y una superficie cultivada superior a 2400 ha.


Las variedades de uva preferentes en esta D.O. son:

- Blancas: Albariño, Loureira Blanca o Marqués, Treixadura y Caiño Blanco.
- Tintas: Caiño Tinto, Espadeiro, Loureira Tinta y Sousón.

Las variedades autorizadas son las blancas Torrontés y Godello.

Las características de los vinos blancos de la Región, según su Consejo Regulador, deben ser: secos, de aromas punzantes, florales e intensamente afrutados, con un retrogusto fino y prolongado".


Fuente: www.demaisonselections.com

Los rendimiento máximos vienen determinados, como es costumbre, por el Consejo Regulador, y se establecen en 12000 kg/ha para la variedad Albariño, 10000 kg/ha para las variedades tintas y 12500 kg/ha para el resto de las variedades. Cada subzona de la D.O. tiene permitidas unos tipos de vinos y características particulares, siendo los de la subzona de O Rosal, a la que pertenece nuestro vino de hoy, "elaborados a partir de uvas de las variedades Albariña y Loureira en un 70% como mínimo, siendo el resto de las demás variedades, todas ellas producidas en la subzona de O Rosal".

Proveniente de la añada de 2013, calificada como "Muy Buena" por el consejo regulador (las últimas "Excelentes" fueron de 2004 a 2007), el Terras Gauda de 2013, con una producción de¡900.000 botellas! es producido a partir de un 70% de Albariño, un 18% de Loureiro, y el 12% restante de Caíño Blanco.

Las distintas variedades se maceraron en frío de distinta duración, se realizó la fermentación en depósitos de acero inoxidable, posteriormente se añaden levaduras naturales procedentes de los propios viñedos, se estabiliza en frío, se filtra y se embotella.


El vino se nos presenta en una botella bordelesa de color caramelo muy oscuro, con una etiqueta frontal color crema donde destaca el nombre de la bodega en negras letras decimonónicas, además de la D.O. y la subzona de la que procede. La etiqueta se completa con unos párrafos que nos hablan de la elaboración del vino, así como el volumen de la botella de 75 cl y el contenido en alcohol del 12,5% en volumen. La contraetiqueta, por su parte, es más pequeña y contiene también el nombre de la bodega, así como un párrafo que complementa la leyenda de la etiqueta principal. De alguna manera las etiquetas me recuerdan a las que llevan otros licores o cervezas que se fabrican según procesos tradicionales. Da una imagen de seriedad, oficio y calidad.

Las variedades de uva utilizadas tienen diferentes funciones en la estructura del vino, según nos explica la bodega en su hoja de cata.

Albariño: "contribuye a la mezcla con sus aromas frutales y volumen en boca". Esta variedad es la base también del vinho verde portugués. Según los entendidos, esta variedad tiene un aroma a albaricoques muy similar al de la variedad Viognier.

Loureiro: aporta "buena intensidad aromática floral". Es una variedad autóctona de Galicia, y se produce también en el norte de Portugal como componente de sus vinhos verdes. Se usa para redondear vinos de otras variedades y añadirles complejidad aromática.

Caíño: "ofrece a la mezcla aromas de frutas exóticas, balsámicos y, lo más importante, gran estructura y singularidad". La variedad Caiño es muy escasa, debido a su sensibilidad a las plagas. Bodegas Terras Gauda ha apostado por ella como complemento a sus vino, y además comercializa un varietal exclusivo: La Mar, con una tirada de solo 7000 botellas.

Visualmente, el vino es un líquido brillante y cristalino con un color amarillo con irisaciones verdosas que termina en un ribete de color metálico pulido, con lágrima abundante y de caída lenta, presagio de lo que mostraría al tacto en boca poco después.

De intensidad aromática media a copa parada, desplegó inmediatamente después de agitarla una serie de aromas frutales bastante complejos, donde no encontraría una clara dominante, pero donde con atención pude detectar pera, cítricos dulces, flores frescas y trazas balsámicas, quizá el eucalipto tan común en Galicia. Desde luego, tanto en el color como en el aroma las dos variedades que acompañan al Albariño aportan sus particularidades y hacen a este vino sensiblemente distinto a otros albariños que he tomado, sobre todo vinos de producción familiar en la zona de San Xenxo y Cambados.

En boca, podría decir que la sensación principal es su tacto carnoso, denso, con una acidez muy controlada en comparación con otros vinos de la zona. Para mi gusto, un poco de aguja lo redondearía. Tiene una permanencia muy aceptable, y deja su huella en la boca por un buen rato. En retronasal las flores que aparecían en nariz tomaron mayor protagonismo, junto con la fresura cítrica y balsámica que lo hacen muy agradable de tomar.

Lo tomamos con mariscos variados: navajas, gambas y mejillones al vapor, con el previsible buen resultado. Sin embargo, creo que estaría mejor con algún plato caliente de pescado al horno, por ejemplo, se me ocurre esa merluza al horno en salsa verde que tan bien le queda a mi mujer...

El precio de alrededor de 12,5 € está en el rango de otros vinos similares, si pensamos en algún Riesling alemán decente.

Con un poco de aguja subiría mi nota, pero de todas formas me ha parecido un vino recomendable por su sabor y olor particular y por su ensamblaje poco común. 

Le doy un 7/10.


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