La familia se dedicó durante decenios a la viticultura de variedades dedicadas al consumo, no a la viticultura, hasta que en 1.994 uno de los miembros de la familia, Markus, comenzó la plantación de las actuales variedades que hoy pueblan los terrenos de la bodega y que suman actualmente 92 ha entre viñedos propios y alquilados: las tintas Pinot Noir (Spaetburgunder), Merlot, Blaufraenkisch, Syrah, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Cabernet Mitos y Portugieser; y las blancas Riesling, Pinot Blanc, Pinot Gris, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Viogner. La bodega produce en la actualidad unas 800.000 botellas/año.
Fuente: http://schiller-wine.blogspot.com.es/
Las marcas que comercializa la bodega son:
- Tintos: Ursprung (Cabernet Sauvignon, Merlot, Portugieser y Cabernet Mitos), Black Print, M Spaetburgunder (Pinot Noir), M Blaufraenkisch, Tohuwabohu (Cabernet Sauvignon y Merlot), Holy Moly Syrah, Einzel Stueck Portugieser y Stein Satz (Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Merlot).
- Blancos: Weiss (Burgunder), Grau (Burgunder), CHAR-Donnay, Riesling Schlossgarten, Hullaballoo (Cabernet Blanc, Chardonnay y Viognier), Kaitui (Suvignon Blanc), Alte Reben (Riesling), Fuchs Mantel (Riesling), Sau Magen (Riesling) y Stein Acker (Riesling).
- Rosados: Rosé Saigner (Saint Laurent, Merlot, Cabernet Sauvignon y Spaetburgunder).
- Espumosos: Bubbly Brut (Chardonnay y Pinot Noir)
También tiene una joint venture en Sudáfrica con el bodeguero Dani Steytler que produce el tinto Veet Rooi Olifant.
La bodega está adscrita a la Región Vitinícola de Pfalz (Palatinado), una de las 13 Regiones oficiales (Anbaugebiete).
Fuente: www.vinosdulces.com
La Región de Pfalz, compuesta por una franja de unas 23.000 ha que discurren como estrecha franja de 80 km de longitud a lo largo de la orilla oeste del Rin, es la que mayor cantidad de vino produce en Alemania en cuanto a volumen. Sus secos y calurosos veranos e inviernos más amigables dan como resultado los vinos tintos de mayor calidad de Alemania. Actualmente los tintos conforman el 40% de la producción total de la Región. Había leído algo sobre los vinos tintos de esta región, lo cual me llevó a comprar este a modo de iniciación.
El Black Print es un coupage de las variedades St. Laurent, Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon y Cabernet Dorsa.
La variedad Saint Laurent es autóctona de centroeuropa, y una de las más comunes en Pfalz. El color de sus caldos es mayormente púrpura oscuro, con un marcado aroma a guinda (dark sherry), similar al Pinot Noir. También suele ofrecer notas de mora, humo y especias. Su envejecimiento en roble suele dar buen resultado.
Por su parte, la otra variedad novedosa en el blog es la Cabernet Dorsa proviene del cruce entre la Cabernet Sauvignon y la Dornfelder. Su vino aporta aromas de cereza y granos de pimienta, y tiene ofrece buen poder colorante, es rica en taninos y su añejamiento da buen resultado.
Como veremos más adelante, estas variedades tienen gran presencia en el resultado sensorial de nuestro vino en cuestión.
El vino se nos presenta en una botella bordelesa de color caramelo con tintes verdosos, y posee una etiqueta frontal pequeña, sencilla y llamativa, en línea con el resto de productos de la bodega. El nombre del vino se encuentra en el centro en caracteres modernos de color blanco. En la parte superior aparece el nombre de la bodega y en la inferior, la añada del vino.
La etiqueta secundaria es, en oposición, blanca, con caracteres negros indicando la añada y Denominación de Origen en la parte superior, los datos de la bodega en el centro y el contenido en alcohol del vino de 14% en volumen y de la botella de 750 ml en ambas esquinas de la parte inferior. Presentación moderna y llamativa.
No he podido ver ni en la web de la bodega ni en internet alguna referencia a su proceso de elaboración ni el porcentaje de cada una de las variedades en su composición. Solo generalidades sobre la bodega, su apuesta por una viticultura lo más ecológica posible, sin uso de herbicidas y pesticidas, con su apuesta por fertilizantes orgánicos. Las fotos de la web de la empresa nos muestran una bodega bastante moderna, con cubas metálicas que deben ser usadas para maceración y fermentación alcohólica, así como barricas de madera personalizadas con el nombre y logo de la bodega.
El vino nos ofrece una buena presencia visual, con un color picota oscuro con ribete tendiendo a granate, en una capa media. La superficie del líquido se nos muestra brillante y límpida. El vino deja multitud de lágrimas en la pared de la copa, que bajan a velocidad media-lenta.
De intensidad aromática media a copa parada, nos ofrece después de su agitación una apertura inmediata hacia su aroma dominante de guinda, muy marcado seguramente por la influencia de la variedad St. Laurent. Es tal esa dominancia que, al probar el vino, y sin conocer las características de la mencionada variedad antes abrir la botella, el primer recuerdo que me vino a la mente son esas guindas confitadas que suelen colocarse en pastas de té y en otros productos de pastelería fina. A continuación se entremezclan otros aromas de frutos del bosque, tanto rojos como negros pero sobre todo siempre muy maduros y dulces, un toque especiado como de regaliz, para finalizar con una madera fina muy bien ensamblada, como soporte del resto de aromas. Me pareció un vino agradablemente complejo aromáticamente hablando.
En retrogusto la madera proporciona una base sobre la que flotan las frutas maduras que pudimos apreciar inicialmente.
En boca se nos muestra bastante amable, quizá una pequeña dominancia de la punta de la lengua (zona de los dulces) en la entrada, y un tacto bastante homogéneo en el resto, quizá no presenta una longitud y permanencia especiales, pero su cuerpo medio va en consonancia y nos da impresión de frescor con una acidez bien controlada. Recuerda en esta fase a algún vino de Pinot Noir, variedad con la que se emparenta de alguna forma también a la St. Laurent. Los taninos son amables, golosos y suaves.
Su precio de alrededor de 12 € me parece bien ajustado al producto, ya que permite asumir el riesgo de comprar un vino tinto alemán simplemente para probarlo. El resultado no es ni mucho menos decepcionante, más bien todo lo contrario. Me parece un vino adecuado para combinar con tapas elaboradas y modernas, de esas que se están poniendo de moda en muchos bares en los últimos años.
Si alguien os dice que los vinos tintos alemanes no son buenos, creo que podeis utilizar este para demostrarle que no es para tanto en la actualidad...
Le doy una buena nota de 7,25/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario