Según reza en su página web:
"El Gran Premio Internacional del Vino MUNDUS VINI se ha convertido, hoy por hoy, en uno de los concursos vinícolas más prestigiosos del mundo. Los galardones en el marco de este evento se otorgan cada año en la localidad alemana de Neustadt an der Weinstraße. Durante dos semanas, unos 180 renombrados profesionales del vino internacionales degustan más de 6.000 vinos de todo el planeta."
¿Por qué este vino ha podido ser acreedor de este afamado galardón? Veamos lo que he podido extraerle al probarlo...
Como es costumbre, vayamos primero a la presentación, que para mi tiene una notable importancia, ya que quiero analizar los vinos desde el punto de vista del producto completo que sale a la venta. La botella bordelesa tradicional en la que viene embotellado, está dotada de una etiqueta que, en mi opinión, tiene dos partes bien diferenciadas: la parte alta, que me parece sencilla y muy atractiva, y una parte inferior con una foto, supongo, de los enólogos y dueños de la bodega en el viñedo, que ya no me gusta tanto... He de decir que, en la web de la bodega, las botellas aparecen con unas etiquetas que, a mi juicio, son más representativas de la calidad y seriedad de este vino.
A continuación os pego la mencionada imagen para que compareis.

Bien, dicho esto, vayamos al lío...
En el plano visual, nuestro Erial es un vino de capa alta, de color cereza profundo y ribetes púrpura, brillante y límpido.
La fase olfativa es, para mi, la gran baza de este magnífico vino. Más que franco, el olor del vino es sencillamente delicioso, con muy buena intensidad a copa quieta. Y aquí vienen ciertas discrepancias que he encontrado entre mis impresiones y lo que he podido leer en algunas notas de cata. Básicamente, coincido en que es un vino con un agradable aroma frutal, a mi me ha parecido dominado por frutos negros pasificados, aunque he leído sobre fruta compotada o fruta negra madura en algún sitio. Detecté una fragancia fresca, que a mi me daba la impresión que podía provenir de una fruta blanca, como manzana o pera, pero leí en alguna nota de cata que podría contener un toque de eucaliptus o regaliz, y me apunto a esa teoría (sobre todo reconociendo que mi olfato no está lo suficientemente afinado para detectar trazas tan sutiles...).
Seguimos con los olores: no he visto mencionada en ningún sitio la presencia de olores secundarios a bollería, que a mi me han parecido muy marcados en este vino. Por el contrario, he leído sobre aromas a pimienta, suaves tostados o ahumados de madera que yo honestamente no he notado, de hecho algo extrañado debido a la crianza del vino.
De todas formas, y pese a estas discrepancias, lo importante que me gustaría transmitir es que el olor es, sencillamente, fantástico para mi gusto.
En boca, el vino sigue siendo estupendo, aunque me gustaría reseñar que, quizá, esperaba un poco más de él después de la magnífica impresión en nariz. Que no se malinterprete esto último: el vino me ha parecido magnífico, no me cansaré de repetirlo. El tacto en lengua es de calidad, activando las papilas de una forma muy armónica, unos taninos muy finos y un gusto largo. En retronasal diría que no noté una dominancia clara entre lo que había notado al olerlo y al probarlo. "Fresco" y "líquido" serían dos conceptos que añadir a la impresión del paso por boca.
Me dio la impresión como de que es un vino al que le vendrá bien un poco más de tiempo en la botella, en las condiciones adecuadas, por supuesto.
Lo consumimos con unas lonchas de paleta ibérica y un queso de oveja curado, que maridaron muy bien con este, repito, magnífico y recomendable vino.
Su nota para mi es de 7,5/10.
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