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lunes, 17 de marzo de 2014

Weingut Robert Weil - 2012

Aprovechando un viaje de trabajo a Frankfurt, me traje una botella de este vino de la variedad Riesling, según algunos entendidos, una de las mejores variedades para la elaboración de vinos blancos, por mucho que la fama de los caldos alemanes no esté en algunas ocasiones a la altura de la calidad de algunos de ellos.

La bodega Robert Weil lleva produciendo vinos desde 1867 en la localidad de Kiedrich, en la zona de Rheingau (una de las zonas emblemáticas de crianza de este tipo de uva) al suroeste de Alemania. Según el productor, el cultivo de las viñas, con más de 50 años de antigüedad, se realiza de una forma bastante ecológica, y la recogida de la uva se realiza a mano.

Como siempre, empecemos por el principio: la presentación.

Este (desde ya lo digo) excelente vino blanco con graduación alcohólica del 12%, viene en una elegante botella renana  de color caramelo oscuro, con una elegante etiqueta bordeada con figuras de hoja de parra doradas sobre fondo blanco, siendo los caracteres de la marca en dorado sobre fondo azul celeste, y negros los correspondientes a  información del año, la procedencia y el tipo de uva. Quizá la etiqueta pueda evocar un vino suave y ligero, lo cual no se confirma al probarlo, ni mucho menos.

Las características visuales de este vino consisten en un color amarillo claro, con reflejos plateados y un borde grisáceo-verdoso, como corresponde a un vino joven. Es absolutamente límpido y cristalino. Al agitar la copa, deja una capa de glicerina que explicará luego el tacto en la lengua.

De intensidad aromática media (tirando a baja) a copa quieta, me ofreció olores florales (¿manzanilla?) mezclado con alguna fruta blanca fresca, que podría ser manzana, y me pareció distinguir un ligero rastro de piña. Por lo que he visto, los vinos Reisling se caracterizan por tener ciertos matices cítricos, que yo sinceramente no fui capaz de distinguir en este, lo cual no quiere decir que no los tenga, por supuesto...

Lo mejor de este vino, para mi, ha estado en la fase gustativa. Como dice su etiqueta, es un vino seco (trocken en alemán). Desde la fina aguja que se le nota al llenar la boca, hasta la acidez magníficamente controlada, combinada con un gran equilibrio y una permanencia bastante buena, me dan idea de un vino muy bien elaborado. No es un vino "fluido", ya que para mi tiene cuerpo y "solidez", como ya nos informó el análisis visual al agitar la copa.

En retronasal, el vino me confirmó lo apreciado al olerlo y degustarlo.

La combinación con salchichas Frankfurt (no, estas no las traje de Alemania) y patas de pulpo a la gallega resultó igualmente acertada.

En suma, un vino altamente recomendable, muy digno de inaugurar el casillero de vinos internacionales y vinos blancos del blog.


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