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domingo, 15 de junio de 2014

Cune - Crianza 2010

Hoy tenemos un Rioja de los conocidos: El Cune crianza de 2010. ¿Será ese reconocimiento merecido?

Como es habitual, hablemos primero de la bodega que lo elabora. En primer lugar, Cune es una denominación basada en las iniciales de la Compañía Vinícola del Norte de España, con lo que realmente debería ser CVNE. La empresa fue creada en 1879 en la localidad de Haro (La Rioja) y actualmente consta de tres bodegas (Cune, Viña Real y Viñedos del Cantino) que producen vinos tintos bajo las marcas Cune, Imperial y Real de Asúa y los blancos Monopole (la marca de vino blanco más antigua de España), Corona y White (valga la redundancia, jejeje).

Creada por los hermanos Raimundo y Eusebio Real de Asúa, hoy en día continua controlada por sus descendientes.

El Cune crianza de 2010 está ensamblado a con un 80% de uva Tempranillo vendimiadas a mano, y el 20% restante a partir de Garnacha y Mazuelo al 10% cada una. La añada de 2010 está considerada como excelente en esta denominación de origen.

Este vino se nos presenta en una botella bordelesa tradicional de 75 cl, y también lo he tomado en botella de 50 cl, teñida de color caramelo oscuro, dotada de una etiqueta blanca con el nombre del vino en unos bonitos caracteres de color cobre brillante. Una etiqueta simple, seria y muy bien estructurada. La contraetiqueta nos informa que el vino tiene una graduación de 13,5% del volumen, y nos dice que su crianza de un mínimo de 12 meses en barrica de roble americano y francés, sin especificar cuánto en cada tipo, aunque luego en la web de la empresa solo habla de roble americano, así como "varios meses en botella".

Visualmente, el vino se nos presenta con un color cereza profundo, de capa media a media alta, y ribete violáceo, la superficie se nos presenta brillante y límpida. Profuso en lágrimas con velocidad de caída media, nos habla de un vino con buen contenido de alcohol y glicerina.

Al decantarlo nos presenta una intensidad aromática notable, confirmada luego al servirlo en copa y dejarlo reposar. Una vez agitada la copa, el olfato nos señala  un aroma franco, sin defectos, con una pizca de alcohol todavía (que luego irá suavizándose con el paso de los minutos) y, esencialmente, frutas rojas maduras y evocaciones especiadas y balsámicas que dan frescura a los vapores que penetran en la nariz. Las notas de cata que he visto coinciden bastante con la sensación olfativa que me produjo el vino. En ellas se habla de frutas del bosque, regaliz (que se puede corresponder a la mezcla especiada y balsámica que fui capaz de detectar, y ciertos tostados provenientes de las barricas. Se habla también de vainilla, en unos casos, o "notas pasteleras", en otros. Para mi esta componente podría estar presente, pero con bastante menos intensidad que las otras, y sobre todo en retronasal más que en olfato directo. Me pareció un vino bastante"sencillo" en lo que respecta a la nariz.

En boca el vino se comportó bastante bien, confirmado la sensación afrutada del olfato, nos ofreció una buena permanencia y un tacto untuoso en la lengua muy agradable para mi gusto, buen equilibro en las sensaciones en la lengua y, quizás, un poquitín de falta de desarrollo completo de los taninos. En este punto me gustaría señalar que la sensación de astringencia en el vino que bebimos de la botella de 50 cl fue ligeramente inferior a la de 75 cl. Esto confirma lo que he leído de que el tamaño de la botella influye en la crianza de los vinos, aunque por supuesto habría que tener en cuenta también la importante variable de la diferencia en las condiciones de almacenamiento de ambas botellas, que fueron adquiridas en sitios diferentes.

La apreciación retronasal no se diferenció mucho de la olfativa directa, aunque la fruta predominó todavía más que al principio.

En resumen, un Rioja comercial, conocido y bastante resultón, a un precio bastante aceptable (6 €).

Le doy un 7/10.


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