Hoy traigo un vino chileno, el Castillo de Molina de la variedad Cabernet Sauvignon, reserva de 2011, de Bodegas San Pedro de Taparacá, en Molina, Valle del Curicó, a 200 km al sur de Santiago de Chile.
Esta empresa la mencionamos anteriormente en la entrada del vino La Consulta, ya que este grupo es dueño de Bodegas La Celia, productora del mismo.
Estamos hablando, pues, de un grupo importante, creado en 1865, con una superficie cultivada en Chile de más de 1500 Ha. Viña San Pedro es parte del grupo enológico denominado VSPT Wine Group, el tercer grupo vitivinícola más grande de Chile y el segundo mayor exportador de vino chileno.
Las marcas que comercializa el Grupo son Cabo de Hornos, Kankana del Elqui, tierras Moradas, 1865 Single Vineyards, 1865 Limited Edition, Castillo de Molina, 35 SUR y Gato Negro. Al mando se encuentra el enólogo Marcos Puyo, que cuenta con una amplia experiencia en diversas bodegas de Francia y Chile. A su vez, Marceo García es el enólogo jefe de las líneas 1865 Single Vineyards y Castillo de Molina. La línea Castillo de Molina se compone de una amplia gama de vinos en base a variedades como la Cabernet Sauvignon, Carmenère, Chardonnay, Shiraz, Merlot, Sauvignon Blanc, Pinot Noir y Malbec.
Fuente: Wineaccess.com
Este vino tiene 12 meses de crianza en barricas francesas, de las cuales 30% fueron nuevas. Esta añada, por lo que he podido ver, es 100% varietal, mientras que otras añadas fueron ensambladas con pequeños porcentajes de Syrah (2010) y Syrah + Petit Verdot (2012).
Aprovechemos para hablar brevemente de la variedad Cabernet Sauvignon, por ser el primer vino exclusivo de esta variedad que presento en el blog.
Esta conocidísima variedad francesa, base de los mejores vinos de Burdeos, obtenida a partir del injerto de las variedades Cabernet Franc y Sauvignon Blanc, ha encontrado también buen clima en las Américas: California, Chile y Argentina, cuentan con extensas plantaciones. En Australia también está ampliamente introducida.
Los vinos procedentes de esta variedad tienen como características principales su olor rubí con aromas de frutos negros (arándanos y ciruelas), florales (violeta) y vegetales (pimiento, aceituna, espárragos). Es óptimo para la crianza gracias a su gran contenido en taninos, debido al grosor de la piel de la uva. Estas características hacen perfectos estos caldos para ensamblarlos con otras variedades.
En lo referente al vino y añada que nos ocupa, podemos ver que se nos presenta en una botella bordelesa tradicional de color caramelo oscuro, con una etiqueta de fondo blanco con los caracteres en negro de la marca y la variedad/añada, así como una litografía de de un castillo medieval en su parte inferior izquierda, sobre una zona negra donde se inscribe el nombre de la bodega en caracteres dorados. Una etiqueta seria y austera para darnos una impresión de tradición y calidad de su contenido.
La contraetiqueta es austera y concisa, en letras negras sobre fondo blanco, nos muestra una pequeña nota de cata en inglés y francés, además del contenido en alcohol del 14% en volumen, así como los datos de la bodega y el importador.
Visualmente, el Castillo de Molina elaborado con Cabernet Sauvignon es un vino granate oscuro, limpio y brillante, de capa más bien alta, con ribete en degradación hacia violeta, profuso en lágrimas que nos dan idea de su densidad y contenido alcohólico.
En nariz, su intensidad aromática media a copa quieta desplegó inmediatamente después de agitarla un agradable aroma donde lo primero que noté fueron esos frutos negros tan característicos de este tipo de uva, aunque acompañados de una notable intensidad de aromas vegetales yo diría que similares al pimiento o a alguna especia no dulce. Diría también que algo de tabaco está presente en menor medida, así como cierto aroma de madera tostada, proveniente de la crianza. No pude detectar flores, especias dulces o secundarios provenientes de la fermentación maloláctica.
En boca el vino gana enteros para mi gusto, activa las papilas gustativas de una forma bastante homogénea, con un paso aterciopelado por el centro de la lengua que me sugería unos taninos presentes pero bastante bien moldeados por la crianza. La verdad es que esperaba algo más de astringencia en este caldo, por lo que me sorprendió gratamente su tacto. Un cuerpo bastante decente, una longitud no excesiva, pero tampoco escasa y una permanencia aceptable completaron mi buena impresión del vino.
En retronasal pude confirmar las sensaciones olfativas, aunque diría que mejoradas, seguramente influenciadas por el agradable tacto descrito anteriormente. Los frutos negros predominaron en esta fase sobre cualquiera de los otros aromas, reduciendo la influencia de los vegetales, con un resultado más goloso.
La combinación con una parrillada variada de chorizo, morcilla y carne de ternera resultó perfecta para acompañar este vino.
El precio de alrededor de 8 € está, para mi gusto, justificado por la calidad del producto.
Le doy un notable: 7/10.
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