Sobre la D.O. Ca. La Rioja ya hemos hablado en algunas entradas, como la del Marqués de Riscal, por lo que esta vez nos concentraremos en la Bodega, primer proyecto del Grupo Vinícola del mismo nombre, que fue construida en 1.989 en la Hacienda Prodolagar de Logroño, con un concepto de Chateau francés, es decir, en el centro del viñedo que produce los frutos con que se elaboran sus vinos. El Marquesado de Vargas lo ostenta una familia con amplia tradición vinícola, ya que en 1.840 el primer Marqués (Felipe de la Mata) realizó las primeras plantaciones de viñedo en las cercanías de la ciudad de Logroño. Hilario, el padre del actual Marqués, presidió durante muchos años una de las bodegas emblemáticas de la Rioja. El actual Marqués de Vargas, Pelayo de la Mata, es el fundador de este proyecto.
El viñedo de la bodega consta de 70 ha de las variedades Tempranillo, Graciano, Mazuelo y Garnacha sobre suelo arcilloso-calcáreo, pobre pero de excelente calidad para la viticultura, produciendo con un rendimiento de entre 4.000 y 5.000 kg/ha, sin riego y en ausencia de herbicidas y pesticidas.
Fuente: www.azureazure.com
Los vinos que elabora y comercializa la bodega son:
- Hacienda Pradolagar Selección Especial (40% Tempranillo, Mazuelo, Garnacha tinta y "otras"). Solo se producen alrededor de 3.000 botellas por añada.
- Marqués de Vargas Reserva Privada (60% Tempranillo, Mazuelo, Garnacha tinta y "otras").
- Marqués de Vargas Reserva (75% Tempranillo, 10% Mazuelo, 5% Garnacha tinta y "otras").
La bodega está dotada con los más avanzados medios de producción, y utiliza barricas de roble americano y ruso para la crianza, con diferentes tipos de tostado para realizar las combinaciones que permitan dotar al vino de las mejores características sin restarle protagonismo a la fruta. No se realizan tratamientos, clarificaciones ni filtraciones antes de su embotellado.
En particular, el Marquñes de Vargas, Reserva Privada se elabora a base de granos de los pagos El Cónsul, Misela y Terrazas, con vendimia manual y transporte en cajas de 15 kg máximo, con fermentación en depósitos de acero inoxidable durante 11 días a temperatura controlada de 30 - 31ºC.
Sigue una maceración durante 14 días con remontados y bazuqueados diarios, y posteriormente la crianza en barricas de roble ruso, fabricadas por Seguin Moreau. Se realizan dos trasiegas a los 4 y 8 meses, y posteriormente cada 6 meses hasta llegar a los 23 meses de crianza. El tiempo en botella está alrededor de los 18 meses (se embotelló en Enero de 2.010).
Tanto la Guía Peñín como el Wine Advocate de Robert Parker otorgaron a este vino y añada 92 puntos.
El producto se comercializa en una botella bordelesa Imperiale, de color caramelo oscuro, con una ancha etiqueta blanca, no muy alta, de color blanco, con el logo y nombre de la bodega en la parte alta, en caracteres manuscritos, el tipo de vino y añada en caracteres plateados en la zona central, y la mención a la D.O. Rioja en la parte baja. Debajo de ella se encuentra una etiqueta redonda dorada con la puntuación de Robert Parker mencionada anteriormente.
La etiqueta trasera es también blanca, pero en contraste con la principal, esta es alta y estrecha. En ella se da una pequeña explicación sobre la elaboración, y se cuantifica la cantidad de botellas de esta añada en 12.000 unidades.
Me parece un envasado y etiquetado correcto, acorde con la imagen de calidad del contenido.
Visualmente, el vino tiene un color guinda intenso, de capa alta y ribete que tiende hacia un tono salmón, demostrativo del tiempo de guarda que ha tenido. Produce gran cantidad de lágrimas qy tinta bien la pared de la copa al agitarla, con caída a una velocidad media.
En nariz, tiene una intensidad media a copa parada, y al agitarla nos envuelven rápidamente dominantes frutales del bosque, yo diría que con protagonismo de los arándanos, e inmediatamente a continuación la componente de maderas nobles con tostados quizá un poco más intensos de lo que a mi me gusta, con un tono ligeramente balsámico, envuelto en notas de especias dulces y tabaco de pipa. Estos aromas se corresponden con lo que posteriormente leí sobre la aportación (para mi novedosa) del roble ruso a las barricas de crianza de vinos.
El retrogusto contiene la complejidad de una buena integración del bouquet mencionado, con un final levemente licorizado muy agradable.
En boca se nota una muy buena estructura y homogeneidad al paladar, con taninos amables, sedosos, muy maduros, y sobre todo una muy buena longitud y permanencia notable.
Es un vino de calidad bien ubicado en su rango de precio de alrededor de los 32 €. Su ingesta acompañado de jamón ibérico resultó muy agradable, y me imagino un buen resultado también con carnes de buena calidad y poca elaboración.
Le doy una nota de 7,5/10. Es un producto recomendable para agasajar a tu familia o amigos acompañado de una buena comida con productos de calidad.
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